Los patinazos del catedrático.
Hoy me he dedicado a curiosear por la hemeroteca del Diario de Navarra buscando todo aquello que hayan podido publicar relacionado con Berenguela. No he encontrado nada de otro mundo -cosa que ya me esperaba-, pero realmente ha valido la pena. He dado con un buen ejemplo con el que demostrar lo que ya denuncio en la introducción de la web: que los historiadores navarros apenas le han prestado atención.
El artículo fue publicado por Diario de Navarra el 24 de diciembre de 1990, dentro de su sección "La semana NAVARRA", página 47, y está firmado por Juan Carrasco, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad Pública de Navarra (UPNA). La excusa que utiliza el autor para hablarnos de Berenguela es la entonces reciente celebración de un homenaje en su recuerdo con el patrocinio del Conseil General de la Sarthe. Homenaje al que, según otra noticia del Diario de Navarra del 1 de diciembre, el autor fue invitado para participar en la evocación histórica de nuestra protagonista.
Pues bien, sin conocer cual fue el contenido de su discurso en dicho homenaje (estoy en ello), después de leer el artículo al que me vengo refiriendo sólo puedo adivinar que su participación habría dejado bastante asombrados a los colegas británicos y franceses que lo acompañaron. Pero no por haberles aportado nada novedoso o interesante, sino porque, a tenor de lo que veremos, sólo debió demostrar su total desconocimiento de la vida de Berenguela. Vayamos con las "perlas".
Primera. Tras resumir el encuentro en Sicilia de Berenguela y Ricardo, Juan Carrasco comenta que "...poco tiempo después tenía lugar el matrimonio (9 de mayo de 1191), celebrado en la Catedral de Limasol de la isla de Chipre. A la ceremonia religiosa siguió la coronación y consagración como Reina de Inglaterra. Berenguela regresó a Francia, mientras su flamante marido prosigue su marcha hacia Palestina...". Y de esto, nada de nada. Se casaron el 12 de mayo, y no el 9. Tampoco fue en ninguna catedral, sino en la capilla dedicada a San Jorge de la fortaleza de Limassol. Y Berenguela no regresó a Francia, pues como es de sobra conocido, acompañó a su esposo durante toda la Cruzada.
Segunda. Tras el regreso a Francia, este historiador describe a Berenguela "sola, en un castillo de Aquitania, donde parece aguardar el triste fin de su real esposo. Hecho que ocurrió en los primeros días de 1199, ante los muros de Chelus". Desde luego, resumir en una frase ocho años de matrimonio es mucho resumir. El Sr. Carrasco pasa de largo sobre muchos episodios interesantes ocurridos durante ese periodo de tiempo, pero en lo poco que escribe, yerra. Ricardo murió en Châlus-Chabrol, no Chelus, y el castillo en el que residía Berenguela en el momento de la muerte de su esposo, estaba en Anjou; y más concretamente, en Beaufort-en-Vallée. Seguramente, el catedrático estaba pensando en Poitiers, donde realmente sí residió Berenguela durante el cautiverio del rey inglés, pero es que Poitiers tampoco es una ciudad aquitana. Bueno, ni Poitiers... ni Chinon, Angers, Saumur o Thorée, lugares en los que también residió siendo Reina de Inglaterra. Por cierto, este último fue el lugar en el que ambos proyectaron, tras su reconciliación, construir su residenca "oficial".[01]
Tercera. A continuación de lo anterior, añade que "como reparación de los frecuentes desaires de su «batallador» marido, doña Leonor [de Aquitania] cedió, en 1204, a su desconsolada nuera las posesiones de Falaise y Domfront. A cambio de estas dos villas, Felipe Augusto, rey de Francia, le otorgó -como donación compensatoria- la ciudad de Le Mans". Y tampoco es cierto. Ambas posesiones, junto a otras muchas más, formaban parte de la dote de viudedad -de caracter usufructuario- que Ricardo otorgó a Berenguela tras su boda. Era, prácticamente, la misma dote que Leonor de Aquitania había recibido tras la muerte de su esposo, Enrique II; y, por tanto, la infanta navarra no podría recibirla hasta la muerte de su suegra. Mientras tanto, Ricardo le concedía provisionalmente las rentas de lo que poseía en Gascuña, al otro lado del río Garona. A la muerte de Leonor (fechada entre el 31 de marzo y el 1 de abril de 1204), Berenguela reclamó sus derechos sobre esas tierras de Normandía, pero no a Juan 'Sin Tierra', que las había perdido, sino a Felipe Augusto de Francia. Éste, aún sin estar obligado a atender la petición de la viuda de su antiguo rival, accedió parcialmente, pues no estaba dispuesto a renunciar a las plazas normandas recién conquistadas. Así que, a cambio, le entregó la villa de Le Mans. Este acuerdo tuvo lugar entre agosto y sepiembre de 1204.[02]
Cuarta. Al describir la estancia de Berenguela en Le Mans "rodeada del afecto y simpatía de sus súbditos y vasallos", este historiador parece desconocer los tortuosos pleitos que tuvo que hacer frente al no ser aceptado su señorío sobre la ciudad por ciertos nobles locales y hasta por el propio obispo, que no dudó en lanzar interdictos contra su ciudad como medida de presión sobre la infanta navarra cuando ésta, "ejerciendo como tal", reclamaba sus derechos haciéndoles frente. Eso sí, quitando a estos personajes y a alguno más, parece que ciertamente Berenguela ha sido, y es, querida en Le Mans.
Por supuesto, hay muchas más "perlas", como la de otorgar, a estas alturas, a Leonor de Aquitania el protagonismo en la gestación del compromiso matrimonial entre Berenguela y Ricardo 'Corazón de León'. Pero como esta cuestión la trataré en su momento, la dejo ahí. Uno podría llegar a entender los patinazos del catedrático si hubieran sido comentarios realizados a bote-pronto, pero no cuando han sido redactados tras haber participado en una especie de conferencia para la que, es de suponer, debería haberse documentado mínimamente.
Manuel Sagastibelza
El artículo fue publicado por Diario de Navarra el 24 de diciembre de 1990, dentro de su sección "La semana NAVARRA", página 47, y está firmado por Juan Carrasco, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad Pública de Navarra (UPNA). La excusa que utiliza el autor para hablarnos de Berenguela es la entonces reciente celebración de un homenaje en su recuerdo con el patrocinio del Conseil General de la Sarthe. Homenaje al que, según otra noticia del Diario de Navarra del 1 de diciembre, el autor fue invitado para participar en la evocación histórica de nuestra protagonista.
Diario de Navarra, 1 de diciembre de 1990. Nota en la que se anuncia la presencia navarra en el homenaje que se celebra este día.
Pues bien, sin conocer cual fue el contenido de su discurso en dicho homenaje (estoy en ello), después de leer el artículo al que me vengo refiriendo sólo puedo adivinar que su participación habría dejado bastante asombrados a los colegas británicos y franceses que lo acompañaron. Pero no por haberles aportado nada novedoso o interesante, sino porque, a tenor de lo que veremos, sólo debió demostrar su total desconocimiento de la vida de Berenguela. Vayamos con las "perlas".
Primera. Tras resumir el encuentro en Sicilia de Berenguela y Ricardo, Juan Carrasco comenta que "...poco tiempo después tenía lugar el matrimonio (9 de mayo de 1191), celebrado en la Catedral de Limasol de la isla de Chipre. A la ceremonia religiosa siguió la coronación y consagración como Reina de Inglaterra. Berenguela regresó a Francia, mientras su flamante marido prosigue su marcha hacia Palestina...". Y de esto, nada de nada. Se casaron el 12 de mayo, y no el 9. Tampoco fue en ninguna catedral, sino en la capilla dedicada a San Jorge de la fortaleza de Limassol. Y Berenguela no regresó a Francia, pues como es de sobra conocido, acompañó a su esposo durante toda la Cruzada.
Diario de Navarra, 24 de diciembre de 1990. Cabecera del artículo firmado por Juan Carrasco.
Segunda. Tras el regreso a Francia, este historiador describe a Berenguela "sola, en un castillo de Aquitania, donde parece aguardar el triste fin de su real esposo. Hecho que ocurrió en los primeros días de 1199, ante los muros de Chelus". Desde luego, resumir en una frase ocho años de matrimonio es mucho resumir. El Sr. Carrasco pasa de largo sobre muchos episodios interesantes ocurridos durante ese periodo de tiempo, pero en lo poco que escribe, yerra. Ricardo murió en Châlus-Chabrol, no Chelus, y el castillo en el que residía Berenguela en el momento de la muerte de su esposo, estaba en Anjou; y más concretamente, en Beaufort-en-Vallée. Seguramente, el catedrático estaba pensando en Poitiers, donde realmente sí residió Berenguela durante el cautiverio del rey inglés, pero es que Poitiers tampoco es una ciudad aquitana. Bueno, ni Poitiers... ni Chinon, Angers, Saumur o Thorée, lugares en los que también residió siendo Reina de Inglaterra. Por cierto, este último fue el lugar en el que ambos proyectaron, tras su reconciliación, construir su residenca "oficial".[01]
Castillo de Beaufort-en-Vallée, Anjou. En él residía Berenguela cuando el obispo de Lincoln, San Hugo, le informó de la muerte de Ricardo. Aunque en las actuales ruinas se conservan elementos del castillo que conoció Berenguela, la mayor parte de ellas corresponden a reformas posteriores.
Castillo de Saumur, Anjou. Al igual que con el de Beaufort, su aspecto actual dista mucho de ser el que conoció Berenguela.
Poitiers, exterior del Palacio Ducal, hoy Palacio de Justicia. La estatua de la izquierda recuerda a Juana de Arco, pues fue en este palacio donde, en 1429, se le realizó la prueba de virginidad. El examen lo había exigido el obispo de Embrun argumentando que si no la superaba era porque Juana era una enviada del diablo.
Vista panorámica de la fortaleza de Chinon. Fue el verdadero centro de control de los Plantagenet. Aquí murió, sólo y abandonado por todos, Enrique II, el padre de Ricardo. Sancho 'el Fuerte' acudió a ella en varias ocasiones para negociar diversas cuestiones con Juan 'Sin Tierra'. En sus dependencias también tuvo lugar la famosa anécdota en la que Juana de Arco reconoció a Carlos VII, a pesar de que éste se habia disfrazado y camuflado entre su corte (hasta entonces, Juana nunca había visto al rey de Francia).
Castillo de Angers, Anjou. Este lienzo de sus murallas es el único vestigio original (las ventanas renacentistas son posteriores) que queda del Palacio Condal de los Plantagenet.
Tercera. A continuación de lo anterior, añade que "como reparación de los frecuentes desaires de su «batallador» marido, doña Leonor [de Aquitania] cedió, en 1204, a su desconsolada nuera las posesiones de Falaise y Domfront. A cambio de estas dos villas, Felipe Augusto, rey de Francia, le otorgó -como donación compensatoria- la ciudad de Le Mans". Y tampoco es cierto. Ambas posesiones, junto a otras muchas más, formaban parte de la dote de viudedad -de caracter usufructuario- que Ricardo otorgó a Berenguela tras su boda. Era, prácticamente, la misma dote que Leonor de Aquitania había recibido tras la muerte de su esposo, Enrique II; y, por tanto, la infanta navarra no podría recibirla hasta la muerte de su suegra. Mientras tanto, Ricardo le concedía provisionalmente las rentas de lo que poseía en Gascuña, al otro lado del río Garona. A la muerte de Leonor (fechada entre el 31 de marzo y el 1 de abril de 1204), Berenguela reclamó sus derechos sobre esas tierras de Normandía, pero no a Juan 'Sin Tierra', que las había perdido, sino a Felipe Augusto de Francia. Éste, aún sin estar obligado a atender la petición de la viuda de su antiguo rival, accedió parcialmente, pues no estaba dispuesto a renunciar a las plazas normandas recién conquistadas. Así que, a cambio, le entregó la villa de Le Mans. Este acuerdo tuvo lugar entre agosto y sepiembre de 1204.[02]
Castillo de Falaise, Normandía. En él nació Guillermo 'el Bastardo' o 'el Conquistador', duque de Normandía y rey de Inglaterra tras derrotar al rey Harold en la Batalla de Hastings (1066).
Castillo de Domfront, Normandía. Fue una residencia bastante frecuentada por Leonor de Aquitania. En 1161, durante una de sus prolongadas estancias, trajo al mundo a Leonor Plantagenet, que con apenas 9 años fue casada con Alfonso VIII de Castilla. La boda tuvo lugar en Tarazona.
Cuarta. Al describir la estancia de Berenguela en Le Mans "rodeada del afecto y simpatía de sus súbditos y vasallos", este historiador parece desconocer los tortuosos pleitos que tuvo que hacer frente al no ser aceptado su señorío sobre la ciudad por ciertos nobles locales y hasta por el propio obispo, que no dudó en lanzar interdictos contra su ciudad como medida de presión sobre la infanta navarra cuando ésta, "ejerciendo como tal", reclamaba sus derechos haciéndoles frente. Eso sí, quitando a estos personajes y a alguno más, parece que ciertamente Berenguela ha sido, y es, querida en Le Mans.
Palacio de los Condes de Maine, Le Mans. Fue la residencia de Berenguela desde su llegada a la ciudad. Actualmente está adosado al edificio principal del ayuntamiento.
Por supuesto, hay muchas más "perlas", como la de otorgar, a estas alturas, a Leonor de Aquitania el protagonismo en la gestación del compromiso matrimonial entre Berenguela y Ricardo 'Corazón de León'. Pero como esta cuestión la trataré en su momento, la dejo ahí. Uno podría llegar a entender los patinazos del catedrático si hubieran sido comentarios realizados a bote-pronto, pero no cuando han sido redactados tras haber participado en una especie de conferencia para la que, es de suponer, debería haberse documentado mínimamente.
Manuel Sagastibelza
[01] Ann Trindade, Berengaria. In Search of Richard the Lionheart's Queen, p. 142-146.
[02] Ivan Cloulas, "Le douaire de Bérengère de Navarre, veuve de Richard Coeur de Lion, et sa retraite au Mans", en La cour Plantagenêt (1154-1204). Actes du Collouqe tenu à Thouars du 30 avril au 2 mai 1999, p. 89-94.
[02] Ivan Cloulas, "Le douaire de Bérengère de Navarre, veuve de Richard Coeur de Lion, et sa retraite au Mans", en La cour Plantagenêt (1154-1204). Actes du Collouqe tenu à Thouars du 30 avril au 2 mai 1999, p. 89-94.
2 comentarios:
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