Sobre la "no consumación" del matrimonio.
Es bastante frecuente que al hablar del matrimonio de Berenguela y Ricardo 'Corazón de León' se asegure que éste nunca fue consumado. La afirmación no tiene fundamento histórico alguno, pero a base de haber sido repetida una y otra vez por divulgadores y literatos de poca monta, ha terminado considerándose como cierta e indiscutible. Es lo que sucede cuando se escribe sin estudiar las fuentes originales o, en su defecto, sin recurrir a trabajos de investigación serios.
El bulo tiene su origen en un comentario realizado por el cronista Ricardo de Devizes a propósito de la partida del ejército cruzado inglés desde Sicilia hacia Tierra Santa. Al describir la formación de la flota dice:
La flota de Ricardo, rey de los ingleses, se hizo a la mar, y procedió en este orden. En la vanguardia iban sólo tres barcos, en uno de los cuales viajaban la reina de Sicilia [Juana Plantagenet, hermana de Ricardo] y la joven doncella de Navarra, probablemente todavía virgen.... [01]
Teniendo en cuenta que por entonces Berenguela y Ricardo estaban solteros, la apostilla del cronista carece de sentido alguno... salvo que su intención fuera la de dejar leer entre líneas que ambos príncipes no esperaron a la boda para conocerse carnalmente. Porque si sólo hubiera querido aprovechar, aunque sin venir a cuento, la descripción de la flota para informarnos de que todavía no se habían casado, no era necesario cuestionar lo obvio con ese "probablemente" tan propio de los cotilleos[02]. Pero, sorprendentemente, el comentario de Devizes nunca ha sido entendido en este sentido, sino que ha dado pie a que se piense lo contrario.
No es necesario romperse la cabeza para intuir cuál puede haber sido el proceso que ha concluido en semejante distorsión. Seguramente, ante la extrañeza del comentario, en un momento dado el subconsciente de algún historiador terminó haciéndole creer que éste se recogía cuando el ejército inglés abandonaba Chipre, y no Sicilia; es decir, cuando estaban ya casados. Creada la confusión, ya sólo era cuestión de leer en esa clave lo acontecido después, para terminar afirmando algo que no se puede sostener con un mínimo de rigor.
Primero, porque sería un sinsentido. Ricardo necesitaba con urgencia dotarse de un heredero que garantizara su descendencia, sobre todo cuando se encontraba en vísperas de iniciar una peligrosa campaña militar: la Tercera Cruzada. De no querer consumar su unión, no habría convenido un matrimonio tan comprometido políticamente, y que le llevó a enfrentarse con su principal socio de expedición, Felipe Augusto de Francia. [03]
Segundo, porque aunque la homosexualidad de Ricardo fuera cierta, ésta no sería exclusiva. Gracias al cronista Rogerio de Hoveden (o Roger de Howden), sabemos que tuvo un hijo natural durante su juventud[04], y que gustaba de abusar de las mujeres de las aldeas cuyos señores se habían revelado contra él.
Decían que no quería de ninguna manera seguir cuidando su tierra de Ricardo, afirmando que era malo para todos, peor que los suyos, peor todavía para sí mismo. Pues raptaba a la fuerza a las esposas e hijas y las parientes de los hombres libres y hacía de ellas sus concubinas; y cuando había saciado con ellas sus ardores libidinosos, las entregaba a sus milites a guisa de mujeres públicas.” [05]
Tercero, porque la ausencia de un hijo, más que considerarse como un indicio de la no consumación de un matrimonio, debe ser entendida como lo que significa en cualquier pareja: la infertilidad de al menos uno de los miembros. Al conocerse la existencia de un hijo de Ricardo, este problema ha sido tradicionalmente atribuido a Berenguela, lo que es perfectamente posible. Pero entonces, ¿por qué no fue repudiada? El Papa no habría puesto ningún impedimento para que el matrimonio se anulara. Se podrá pensar que Ricardo no estaba en disposición de renunciar a su mejor aliado, y es cierto; pero también lo es que, tras su regreso, y una vez recuperado el control de sus dominios, el apoyo de Navarra no era ya tan vital para salvaguardar sus intereses en el sur de Francia. Por tanto, cabe preguntarse por la posibilidad de que él fuera consciente de que el esteril era él. Esto también explicaría por qué, extrañamente, no se le conocen más bastardos. [06]
Y cuarto, porque a pesar de que Berenguela y Ricardo se distanciaron durante su estancia en Tierra Santa, otra vez según Rogerio de Hoveden, ambos volvieron a reconciliarse y a unirse:
Ese día [4 de abril de 1195], el Señor lo golpeó al mandarle una grave enfermedad; entonces, el rey hizo venir a unos religiosos a su presencia y no enrojeció al confesarles la indignidad de su vida; después de haber hecho penitencia, recibió a su mujer, a quien no había conocido en mucho tiempo. Rechazó los acoplamientos ilícitos, se unió a su esposa y los dos se convirtieron en una sola carne; el Señor devolvió la salud a su cuerpo y a su alma. [07]
Este episodio, que también sirve para desmontar otra de las falsedades que se repite sin cesar, la de que tras la Cruzada nunca volvieron a estar juntos, curiosamente es parte de uno de los argumentos esgrimidos para apoyar documentalmente la homosexualidad de Ricardo. Dar credibilidad a una parte e ignorar la otra, sólo refleja un acercamiento demasiado parcial e interesado a las fuentes.
Manuel Sagastibelza
El bulo tiene su origen en un comentario realizado por el cronista Ricardo de Devizes a propósito de la partida del ejército cruzado inglés desde Sicilia hacia Tierra Santa. Al describir la formación de la flota dice:
La flota de Ricardo, rey de los ingleses, se hizo a la mar, y procedió en este orden. En la vanguardia iban sólo tres barcos, en uno de los cuales viajaban la reina de Sicilia [Juana Plantagenet, hermana de Ricardo] y la joven doncella de Navarra, probablemente todavía virgen.... [01]
Aunque esta miniatura recoge a Berenguela y Ricardo navegando juntos, lo cierto es que siempre lo hicieron en embarcaciones distintas.
Teniendo en cuenta que por entonces Berenguela y Ricardo estaban solteros, la apostilla del cronista carece de sentido alguno... salvo que su intención fuera la de dejar leer entre líneas que ambos príncipes no esperaron a la boda para conocerse carnalmente. Porque si sólo hubiera querido aprovechar, aunque sin venir a cuento, la descripción de la flota para informarnos de que todavía no se habían casado, no era necesario cuestionar lo obvio con ese "probablemente" tan propio de los cotilleos[02]. Pero, sorprendentemente, el comentario de Devizes nunca ha sido entendido en este sentido, sino que ha dado pie a que se piense lo contrario.
No es necesario romperse la cabeza para intuir cuál puede haber sido el proceso que ha concluido en semejante distorsión. Seguramente, ante la extrañeza del comentario, en un momento dado el subconsciente de algún historiador terminó haciéndole creer que éste se recogía cuando el ejército inglés abandonaba Chipre, y no Sicilia; es decir, cuando estaban ya casados. Creada la confusión, ya sólo era cuestión de leer en esa clave lo acontecido después, para terminar afirmando algo que no se puede sostener con un mínimo de rigor.
El hecho de que Berenguela fuera representada en su efigie tumbal como uno doncella (pelo suelto), también ha sido considerado como un argumento más para apoyar la teoría de la no consumación. Afirmaciones de este tipo sólo demuestran que quien las formula ignora el simbolismo que encierra la representación de una esposa a modo de novia virgen.
Primero, porque sería un sinsentido. Ricardo necesitaba con urgencia dotarse de un heredero que garantizara su descendencia, sobre todo cuando se encontraba en vísperas de iniciar una peligrosa campaña militar: la Tercera Cruzada. De no querer consumar su unión, no habría convenido un matrimonio tan comprometido políticamente, y que le llevó a enfrentarse con su principal socio de expedición, Felipe Augusto de Francia. [03]
Segundo, porque aunque la homosexualidad de Ricardo fuera cierta, ésta no sería exclusiva. Gracias al cronista Rogerio de Hoveden (o Roger de Howden), sabemos que tuvo un hijo natural durante su juventud[04], y que gustaba de abusar de las mujeres de las aldeas cuyos señores se habían revelado contra él.
Decían que no quería de ninguna manera seguir cuidando su tierra de Ricardo, afirmando que era malo para todos, peor que los suyos, peor todavía para sí mismo. Pues raptaba a la fuerza a las esposas e hijas y las parientes de los hombres libres y hacía de ellas sus concubinas; y cuando había saciado con ellas sus ardores libidinosos, las entregaba a sus milites a guisa de mujeres públicas.” [05]
Tercero, porque la ausencia de un hijo, más que considerarse como un indicio de la no consumación de un matrimonio, debe ser entendida como lo que significa en cualquier pareja: la infertilidad de al menos uno de los miembros. Al conocerse la existencia de un hijo de Ricardo, este problema ha sido tradicionalmente atribuido a Berenguela, lo que es perfectamente posible. Pero entonces, ¿por qué no fue repudiada? El Papa no habría puesto ningún impedimento para que el matrimonio se anulara. Se podrá pensar que Ricardo no estaba en disposición de renunciar a su mejor aliado, y es cierto; pero también lo es que, tras su regreso, y una vez recuperado el control de sus dominios, el apoyo de Navarra no era ya tan vital para salvaguardar sus intereses en el sur de Francia. Por tanto, cabe preguntarse por la posibilidad de que él fuera consciente de que el esteril era él. Esto también explicaría por qué, extrañamente, no se le conocen más bastardos. [06]
Y cuarto, porque a pesar de que Berenguela y Ricardo se distanciaron durante su estancia en Tierra Santa, otra vez según Rogerio de Hoveden, ambos volvieron a reconciliarse y a unirse:
Ese día [4 de abril de 1195], el Señor lo golpeó al mandarle una grave enfermedad; entonces, el rey hizo venir a unos religiosos a su presencia y no enrojeció al confesarles la indignidad de su vida; después de haber hecho penitencia, recibió a su mujer, a quien no había conocido en mucho tiempo. Rechazó los acoplamientos ilícitos, se unió a su esposa y los dos se convirtieron en una sola carne; el Señor devolvió la salud a su cuerpo y a su alma. [07]
Este episodio, que también sirve para desmontar otra de las falsedades que se repite sin cesar, la de que tras la Cruzada nunca volvieron a estar juntos, curiosamente es parte de uno de los argumentos esgrimidos para apoyar documentalmente la homosexualidad de Ricardo. Dar credibilidad a una parte e ignorar la otra, sólo refleja un acercamiento demasiado parcial e interesado a las fuentes.
Manuel Sagastibelza
[01] Richard of Devizes, Chronicle, traducción de J.A.Giles, p. 37.
[02] Según comenta Ann Trindade, Berengaria, In search of Richard the Lionheart's Queen, p. 84, la crónica de Ricardo de Devizes fue una especie de diario privado escrito para un amigo cercano. Esto explicaría la libertad que se tomó para expresar sus opiniones, o para exponer sus fuertes prejuicios a la más mínima oportunidad. Al contrario que Ambrosio o Rogerio de Hoveden, él no estuvo presente en la Tercera Cruzada, por lo que se debió limitar a recoger lo dicho por terceros. Precisamente por esto, su trabajo no se considera correcto en lo que respecta a la información que proporciona sobre la Cruzada.
[03] Ricardo y Aélis de Francia (también mencionada por las fuentes como Alix, Adelaida y Alicia) fueron comprometidos en 1169, cuando apenas contaban 12 y 9 años, respectivamente. A pesar de las reiteradas protestas de Luis VII, primero, y Felipe Augusto, después, por el incumplimiento de lo pactado, lo cierto es que ni Enrique II ni Ricardo tuvieron intención de celebrar la boda. Los motivos los desveló Ricardo poco antes de la llegada de Berenguela a Sicilia: Enrique II había hecho de Aélis su amante, e incluso había concebido con ella un hijo. Hasta entonces, padre e hijo se habían limitado a dar largas confirmando que cumplirían con su parte del acuerdo. Las últimas promesas las hizo Ricardo poco antes de partir hacia Tierra Santa. Primero se comprometió a hacerlo antes de que ambos reyes iniciaran la expedición, pero llegado el momento, Ricardo volvió a solicitar otra prórroga. De este modo evitaba que Felipe Augusto pudiera arruinar la cruzaba, pues daba por seguro que el francés se echaría para atrás si le desvelaba su intención de no esposarse con Aélis.
[04] Hoveden, IV, p. 97; y también en Archives historiques du Poitou, 4, pp. 21-22. El nombre que puso a este hijo fue Felipe.
[05] Rogerio de Hoveden, Gesta Henrici, I, pp. 291-293.
[06] A propósito de esta cuestión, Ann Trindade, Berengaria. In search of Richard the Lionheart's Queen, pp. 21 y 194, también considera la posibilidad de que el esteril fuera Ricardo. A ella también le extraña que no se conozcan más bastardos suyos, por lo que recuerda que alguna de las numerosas enfermedades que padeció, o alguna de las heridas que recibió durante cualquiera de los combates en los que acostumbraba a participar, bien pudo haberle vuelto infertil.
[07] Hoveden, III, pp. 288-289. Jean Flori, Ricardo Corazón de León. El rey cruzado, p. 489, traducción de Mari Carmen Llerena.
[02] Según comenta Ann Trindade, Berengaria, In search of Richard the Lionheart's Queen, p. 84, la crónica de Ricardo de Devizes fue una especie de diario privado escrito para un amigo cercano. Esto explicaría la libertad que se tomó para expresar sus opiniones, o para exponer sus fuertes prejuicios a la más mínima oportunidad. Al contrario que Ambrosio o Rogerio de Hoveden, él no estuvo presente en la Tercera Cruzada, por lo que se debió limitar a recoger lo dicho por terceros. Precisamente por esto, su trabajo no se considera correcto en lo que respecta a la información que proporciona sobre la Cruzada.
[03] Ricardo y Aélis de Francia (también mencionada por las fuentes como Alix, Adelaida y Alicia) fueron comprometidos en 1169, cuando apenas contaban 12 y 9 años, respectivamente. A pesar de las reiteradas protestas de Luis VII, primero, y Felipe Augusto, después, por el incumplimiento de lo pactado, lo cierto es que ni Enrique II ni Ricardo tuvieron intención de celebrar la boda. Los motivos los desveló Ricardo poco antes de la llegada de Berenguela a Sicilia: Enrique II había hecho de Aélis su amante, e incluso había concebido con ella un hijo. Hasta entonces, padre e hijo se habían limitado a dar largas confirmando que cumplirían con su parte del acuerdo. Las últimas promesas las hizo Ricardo poco antes de partir hacia Tierra Santa. Primero se comprometió a hacerlo antes de que ambos reyes iniciaran la expedición, pero llegado el momento, Ricardo volvió a solicitar otra prórroga. De este modo evitaba que Felipe Augusto pudiera arruinar la cruzaba, pues daba por seguro que el francés se echaría para atrás si le desvelaba su intención de no esposarse con Aélis.
[04] Hoveden, IV, p. 97; y también en Archives historiques du Poitou, 4, pp. 21-22. El nombre que puso a este hijo fue Felipe.
[05] Rogerio de Hoveden, Gesta Henrici, I, pp. 291-293.
[06] A propósito de esta cuestión, Ann Trindade, Berengaria. In search of Richard the Lionheart's Queen, pp. 21 y 194, también considera la posibilidad de que el esteril fuera Ricardo. A ella también le extraña que no se conozcan más bastardos suyos, por lo que recuerda que alguna de las numerosas enfermedades que padeció, o alguna de las heridas que recibió durante cualquiera de los combates en los que acostumbraba a participar, bien pudo haberle vuelto infertil.
[07] Hoveden, III, pp. 288-289. Jean Flori, Ricardo Corazón de León. El rey cruzado, p. 489, traducción de Mari Carmen Llerena.
1 comentario:
me gusto tu pagina la vi con mi esposo y a el le fascino gracias por esta informacion
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